He visto Astral, el documental del programa “Salvados” de la Sexta TV. Quienes aún no lo hayan visto pueden hacerlo aquí.
¡Qué historia! No hay nada como una buena historia para hacernos sentipesar. Las historias nos permiten llegar a nosotros mismos a través de lo que ocurre a otros, nos entregan la posibilidad de distanciarnos para paradójicamente acercarnos a eso tan personal o tan crudamente real, que requiere de algún tipo de mediación para que podamos verlo. Astral duele, indigna, avergüenza pero también inspira. Aquí escribo algunas de las cosas que a mí me cuenta.
Una historia sobre el alma de un barco
Dicen que todos los barcos tienen
alma ¿cómo es el alma del Astral? Astral es un barco hermoso. Hay solo tres
como él en el mundo, nacidos para entregar belleza, confort, lujo. Dar cobijo al privilegio es su razón de ser y
resplandece orgulloso en ese rol. Hasta que un día ya no es posible: Astral se
cruza con una neumática cargada de refugiados y llega la vergüenza. Sus mesas
de mármol, su grifería dorada, sus amplios y mullidos camarotes brillan en inútil
hermosura ocupando un espacio que no puede ofrecer para salvar vidas del naufragio.
¿Cómo puede un barco de ricos ayudar a quienes lo han perdido todo?
Es doloroso deshacerse de los
muebles pensados y colocados con tanta precisión, con tanto mimo. Pero un barco
no son sus mesas, ni sus grifos, ni sus mullidos cojines. Todo lo superfluo en
el Astral desaparece: se derriban obstáculos y se abren espacios, se aligera
estructura para ampliar cabida y llevar a puerto seguro a quienes lo necesiten.
No es suficiente. Cuando parece que
está listo y a punto de partir, tras la revisión de su interior además de su
carcasa, Astral hace aguas. Aún queda dar un paso más: la cubierta de teka, la
última pátina de lujo, debe cubrirse. Así sea: Astral se lanza a la mar. Con el
alma en un puño, porque lo que le espera es duro, pero dispuesta a expandirse a
ayudar mucho más allá de lo que dé de sí su cubierta. No sé si Astral puede considerarse
un barco grade. Pero su alma de barco es gigante.
Los dinguis en
cambio, tienen un alma depredadora y carroñera. Son embarcaciones-vampiro. Se
nutren del dolor y de la energía humana, después la vomitan. También hay barcos
prisiones. Hay barcos que dan vida, hay barcos que la trafican y hay barcos que
la aplastan. ¿Qué hace que un barco sea un barco? ¿Qué hace del homo sapiens una
persona?
Una historia sobre la degradación de Europa
El Mediterráneo ha tomado el
relevo del Atlántico. El cementerio trasatlántico alimentado por el comercio de
esclavos se ha trasladado al “Mare Nostrum” en plena época post Derechos
Humanos y post Unión Europea.
Al contarnos la historia de un
grupo de personas empeñadas en salvar vidas con un barco puesto a punto con
mucho esfuerzo, Astral deja en evidencia lo que no está: una acción política
institucional y sistemática orientada a evitar que el Mediterráneo se vuelva un
cementerio. Un conjunto de ONGs y los guardacostas italianos logran salvar a
miles de personas en un día. ¿Qué no lograría una acción conjunta con los
recursos de un continente? La conclusión es clara: la Unión Europea prefiere dejar
que esas personas mueran en el mar.
Una historia sobre la agencia humana
Es llamativo lo sobrio del
leguaje en “Astral”. Los hombres que hablan (¿por qué no hay mujeres en la
tripulación del Astral?) lo hacen de forma muy precisa. No hay grandes
declaraciones ni divagaciones eternas: la mayor parte de lo que se dice está
orientado a identificar problemas y resolver situaciones concretas.
Eso no significa que aborden asuntos
sencillos o que eludan los elementos más espinosos que se derivan de la
actuación de Astral ¿le están haciendo el juego a las mafias libias de tráfico
de personas? ¿qué va a ser de las
personas que han rescatado del mar una vez abandonen la cubierta del Astral? La
reacción es clara: las dudas que levantan esas preguntas no pueden llevar a
dejar morir a quienes intentan cruzar el Mediterráneo en barcazas. Busquemos
respuestas, intentemos resolver los problemas, pero no es posible que la gente
muera porque no hacemos nada. Cada una de las personas que se hacina en dinguis con su trayectoria imposible, con su singularidad, merece
que nos volquemos. Astral aporta solo una parte, lo mínimo de lo mínimo:
preservar su derecho a la vida.
Sin embargo Astral nos sugiere que
siempre es posible hacer algo. Es una historia de personas que decidieron no
quedarse de brazos cruzados mientras saben que el Mediterráneo suma cada día miles de muertes. No es una historia de
héroes, es una historia de activistas. Activémonos,
actuemos, es lo que nos dice.
Uno de los grandes logros del
documental de Salvados es, que junto con denunciar, anima a la acción. Apunta
caminos de largo aliento y mucha pero que mucha lucha ciudadana y en las
instituciones; pero también hace más que dejarnos clavados en el sofá con la sensación
que no hay nada que hacer. Y por eso me siento profundamente agradecida:
Salvados, Proactiva Open Arms, Jordi, Livio, Óscar, Rafa, Marco, Fernado, Iñaki
y toda la tripulación: gracias por subirnos a vuestro barco.
Me ha gustado mucho, Libe. Comparto todo lo que dices. Ojalá sirva!
ResponderEliminar¡Muchas gracias Loli!Sí ¡Ojalá sirva!
EliminarQué bien nos explicas la metáfora del Astral. Cómo se siente la importancia de esta falta de retórica. Cómo tú dices bien no son héroes, son activistas. Le encontré un bello sentido a la palabra.
ResponderEliminarMuchas gracias. Creo que es muy constructivo mostrar que transformarse en "héroe" y hacer cosas importantes pasa en realidad por comprometerse y actuar.
ResponderEliminarEuropa no existe como nación de naciones. Su unión es una alianza de intereses económicos. Sirve para hacer frente a crisis mundiales financieras y comerciales. Europa no es una ONG. El dinero dedicado a la solidaridad con terceros países es ridículo comparado con el de cualquiera otra partida presupuestaria. La tendencia es muy negativa. Los votos a partidos in solidarios, racistas y senófogos crecen. En esta situación cada persona que dedica su vida a los demás, médicos sin fronteras, onges, misioneros católicos sobre todo, merecen un reconocimiento de los que vivimos "sensibilizados" por los problemas de los humanos en grave riesgo. Para mí son héroes anónimos.
ResponderEliminarTengo varios amigos de mi edad que han trabajado más de 50 años de su vida en África, ayudando a los más necesitados, sin cobrar nada. Eugenio Bacaicoa, de Puente La Reina, regresó de Burkina Faso hace 5 años con cáncer de piel. Su piel blanca no aguantó los rayos de sol como lo hace la piel negra. 50 años en un solárium le pasaron factura. El “desastroso” sistema sanitario español consiguió curar su cara y manos llenos de llagas cancerígenas. Este año ha solicitado regresar a África. Evidentemente no le han dejado. También él es un héroe anónimo.
Todos aquellos que dedican su vida o parte de ella a los demás, sin recibir más recompensa que un plato de comida, son héroes, salgan o no en televisión. Es un reconocimiento mínimo merecido. Tú, Libe, eres una heroína anónima, aunque no hayas salido en televisión, por tu dedicación a causas nobles con la única recompensa que la del propio reconocimiento. Creo que darse a los demás siempre es muy satisfactorio.
Cada bomba fabricada con alta tecnología destructiva, cuesta mucho más dinero que el necesario para rescatar de la miseria o de la muerte a un ser humano. Algunos de los países del G20 lanzan millones de bombas sobre la población civil despreocupándose de los millones de supervivientes que huyen. Antes las guerras las hacían los ejércitos en campos de batalla alejados de las poblaciones. Morían miles de soldados y unos pocos civiles. Las guerras actuales se hacen lanzando bombas sobre las poblaciones hasta destruirlas. Mueren miles de civiles y uno pocos soldados.
La tecnología crece exponencialmente pero sus beneficios sirven para levantar muros que dividen más y más a la humanidad entre ricos deshumanizados y pobres humanos. El mare nostrum se ha convertido en una de esas murallas donde una nave de recreo con cubierta de teca, convertida en barquilla de salvamento, se dedica a sacar de la muerte a seres humanos. Huyen del hambre o las bombas cruzándose en su huída con multitud de cruceros de placer. Desde sus altísimas cubiertas no se distinguen los chalecos salvavidas que flotan sobre la mar.
Esta es mi opinión. Gracias Libe por tu magnífico artículo. Un abrazo.
José Ramón.
¡Muchísimas gracias por tu comentario, José Ramónn!El panorama es bastante oscuro, sí. Más aún con los últimos acontecimientos electorales.Yo confío en que, más allá de los "héroes anónimos" que mencionas (gracias por considerarme en el grupo, aunque no creo que lo merezca la verdad),los y las ciudadanas de a pie nos empecemos a dar cuenta precisamente que la ciudadanía se ejerce de muchas maneras, y que también somos responsables de pensar qué Europa queremos y actuar en consecuencia con nuestros votos, nuestras militancias... Europa no es una ONG, pero u gran problema es que cada vez es menos un espacio democrático.¡Un abrazo!
EliminarLeyendo tu bello y certero texto pensé que "Astral" actúa y enfrenta sólo el inicio de la travesía hacia una feroz y cruel migración idealizada por la desesperada huida desde la guerra o el hambre. Se los encuentra en el umbral del trayecto hacia la incertidumbre con elevados porcentajes de muerte, o llegada a costas con Centros de Internamiento (CIES) repletos, inadecuados, deficientes, o al abandono en la intemperie de descampados de hacinamiento, como en Calais u otros, para luego ser desmantelados.
ResponderEliminarTodo parece desbordado y la realidad nos enfrenta a la brutal contradicción entre los principios que se ha tardado años en plasmar por escrito, del deber ser y el contraste con lo que constatamos que se vive día a día. Se flexibilizan los límites de la interpretación de las regulaciones y la libertad de circulación se transforma en un privilegio restringido. Las imágenes del dolor extremo parecería que anestesian la sensibilidad por su frecuencia.
Sigo en estupor con los resultados de la América "del Norte", que sólo ocupa la franja territorial del centro, entre Canadá y Mexico, pero lidera la de los ranking del poder en el mundo. Lo que más me golpeó fue ver a hombres y mujeres enardecidos portando pancartas de "Latin/Hispanic for Trump" votando por prohibir la inmigración "ilegal" ("sin papeles") de la que ellos se beneficiaron y no están dispuestos a compartir con sus iguales, pues ellos ya están situados.
Recordé de estudiante a Hobbes con "El hombre es el lobo del hombre", que citaba a Plauto en "Asinaria" (254-184 A.C.): "Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro".
Siento que "Algo huele a podrido" en el corazón de muchos.
Disculpa mi desconfianza por el rumbo que estamos tomando los humanos, pues pensé que era cosa del siglo pasado, superada, pero veo que la recaída parece cíclica.
Como dices: "¿Qué hace del homo sapiens una persona?"
Necesitamos infinitos "Astrales" en mar y tierra y dentro de nuestras almas, como en la de los activistas y héroes anónimos, para paliar esta tragedia que se ha cronificado.
Por acá, nos estamos oponiendo a los CIES, a ver si conseguimos su eliminación.
Gracias por contarnos lo que te remueve e inspira.
Aranzazu.
Qué tremendo ponerse e la piel de esas personas que abandona el Astral para seguir un periplo hacia los CIES. El hombre es el lobo del hombre... Pero también como la loba de Rómulo y remo, que acoge, alimenta y da calor. Me parece a mí que en el activismo contra los CIES está claro que sumas una estrella más e esa constelación del Astral... ¡Un abrazo gigante!
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